Concha Rodríguez escribe teatro como una necesidad de gritar bien alto. No es teatro autobiográfico, aunque sienta sus obras como terapias maravillosas. Licenciada en Filosofía y Letras, Filología Clásica por la universidad de Extremadura, Cáceres (1986-1990), donde devoraba clásicos. Aunque ya en tercero de carrera empieza a trabajar profesionalmente en el Teatro Estable de Cáceres, y su formación le viene mayoritariamente de su experiencia como actriz y trabajos con distintos directores, entre los que destaca en su primera etapa a Antonio Malonda y Ángel Facio. Máster en Guion de Cine y Televisión en The Core School, Atresmedia (Madrid, 2023). Cursos de Guion «América Films» con Miguel Ponce (Madrid, 1992-1993). En la Universidad de Verano de Córdoba, 2004 con Senel Paz. En Central de Cine, con Javier Gancedo (Madrid, 2006-2007). Actriz desde su más temprana juventud y empresaria desde los 26 años (La Estampa Teatro, S.L.U., 1993), escribe un teatro que no encontró.
Ha escrito, entre otras, Nido de víboras (2001), Doña bruja quiere amigos (2003), Siete hembras sin piedad (2003), Hoy viene a cenar mi sobrino el concejal (2004), Dios te salve, María (2005), ¡Estáis quemadas! (2006), Primitiva vanidad (2007), Para bellum (2009), Última luna de abril (2012), Efecto dulcinea (2013), Consuelo tomando té después del yoga (2015), La vida secreta de mamá (2015), Homenaje inesperado (2018), El estudiante de salamanca (2019), El velo de las mariposas (2020) y El saco bendito (2021).
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