Óscar Cerezo es de la quinta del 78, de los que jugaban en la calle hasta la puesta de sol, de los que merendaban pan con chocolate y lucían sus rodillas encostradas. Recuerda con cariño la niebla, el olor a leña de chimenea y la tierra mojada, de ahí quizás su debilidad por el otoño
Es un guerrero de la vida, un soñador empedernido que disfrutó y sufrió, amó y lloró, perdió e incluso algunas veces triunfó, aunque jamás dejó de sonreír. Apasionado y sensible escritor cuya bandera estandarte el sentimiento.
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