Guadalajara, 1916-Madrid, 2000
Junto con las de Valle-Inclán y García Lorca, la obra dramática de Antonio Buero Vallejo constituye uno de los hitos del teatro español del siglo XX. Arranca en 1949 con el estreno de Historia de una escalera, premio Lope de Vega y un extraordinario éxito de crítica y público. Considerada como un punto de inflexión en el tipo de teatro que se venía haciendo hasta entonces, pone sobre el escenario la tragedia del hombre corriente, en sus vertientes individual y social.
Buero Vallejo empieza a incorporar efectos que rompen la estructura clásica del drama y descomponen las unidades de tiempo y lugar con escenarios simultáneos, flash-backs, representaciones oníricas y un hábil uso de medios audiovisuales para introducir una perspectiva subjetiva que nos lleve a identificarnos con los personajes del drama. Esta búsqueda de la participación psicológica del espectador alcanza su culmen en los llamados efectos de inmersión, que hacen que el público tenga la misma experiencia que vive el protagonista, ya sea la ceguera en En la ardiente oscuridad, la sordera en El sueño de la razón, la locura en La Fundación, o la revisión vital previa a la muerte en La detonación.
De la importancia de esta trayectoria da cuenta que Antonio Buero Vallejo fuera el primer autor dramático galardonado con el Premio Miguel de Cervantes (1986) y el Nacional de las Letras Españolas (1996), entre muchos otros premios que obtuvo en reconocimiento a su labor.
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